Dislicores y su marca propia de aguas tónicas Mil 976 comprometidos con dejar una huella positiva en el planeta, aprovecha su material de recircularidad infinita: el vidrio, para convertirlo en bases para la siembra de fragmentos de coral a través del proyecto “Un Arrecife de Vida” y así ser parte del plan “Un Millón de Corales por Colombia”, lo cual es una apuesta del Gobierno colombiano para recuperar, rehabilitar y restaurar 200 hectáreas de arrecife coralino.

Esta idea se originó con el propósito de desarrollar un proyecto de sostenibilidad excepcional e innovador. En este proyecto, se abordaría el principal residuo de Dislicores: las botellas de vidrio. Luz María González de Bedout, Chief Legal and Relationship Officer, tuvo la visión de que, debido a su material, estas botellas contribuían a enriquecer los ecosistemas marinos. Basándose en esta hipótesis, se inició una investigación que condujo al descubrimiento de un referente internacional. Este referente abrió el camino para la estructuración de la idea de manera sólida.

De la mano con GreenSouls, que es un equipo experto en desarrollar eventos y experiencias de conservación ambiental y de impacto social, la Fundación CIM Caribe, Corpamag y Three Cycles; se dio inicio a este proyecto hace un año en la playa Inca Inca en Santa Marta.

Con esta iniciativa, Dislicores no solo ha logrado sobrepasar los cumplimientos establecidos en materia gubernamental al alinearse con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU, tales como: producción y consumo responsable, acción por el clima y vida submarina; sino que también ha logrado ser referencia en procesos que antes involucraban la arena del mar y ahora utilizan el vidrio molido.

Con el desarrollo del proyecto se ha descubierto que el vidrio pulverizado posee mejores características que la arena, ya que su estructura es más pesada y mejora las condiciones de procesos de construcción, fue así como se dio la creación del primer túnel acuario de Colombia en Santa Marta, en donde reemplazaron la arena que solían utilizar por el vidrio pulverizado de Dislicores.

Es importante resaltar que el proyecto cuenta con un impacto ambiental al conservar el océano el cual es el mayor regulador del clima y promoviendo el cuidado de las playas al no utilizar la arena y canteras para dicho proceso. Así mismo, “Un Arrecife de Vida” tiene un impacto social al transformar el rol de los pescadores en jardineros del mar y apoyando al tiempo a los recicladores locales.

Un Arrecife de Vida está contemplado para ser una iniciativa que sobrepase fronteras y Dislicores está trabajando para que este proyecto imparable esté en todos los rincones del país. Este proyecto cumple todos los parámetros de la regla de las tres “R”: reducir, reutilizar y reciclar; ya que el vidrio es un material de re-circularidad infinita y estamos devolviéndole así al planeta un poco de lo que él nos ha dado.

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