El cannabis, nombre de la plata de la cual se derivan sustancias como la marihuana, ha empezado a desvincularse, gradualmente, de su concepto psicoactivo. Poco a poco se ha introducido su uso medicinal, e incluso en categorías como la de alimentos y bebidas.
En sintonía con esta tendencia, recientemente el Gobierno Nacional dio un espaldarazo a su legalización, avalando la comercialización y exportación de la flor seca. Este hecho se prevé que sea un impulsor del desarrollo económico del país, que se posiciona como potencia mundial de este mercado.
Compañías del sector aplaudieron la decisión y planean una mayor inversión para continuar fortaleciendo el cannabis colombiano como producto de exportación.
«El mercado del cannabis se estima que represente cerca de 62 billones de dólares para el año 2024 y la flor seca sigue representando más del 50% de la demanda en los principales mercados internacionales, como Estados Unidos, Alemania y Australia». Así lo aseguró Luis Merchán, presidente de Flora Growth Colombia, una compañía colombo-canadiense de cultivo y fabricación de productos derivados del cannabis.
Según sus directivos, Flora Growth cuenta actualmente con el cultivo a cielo abierto de cannabis más grande de Colombia y uno de los más grandes a nivel mundial. Con la nueva reglamentación planean continuar expandiéndose, impactando mercados de alta demanda que actualmente los países productores no logran abastecer.
La industria local
Una de las aristas de la Ley permite el uso industrial del cannabis y el ingreso de la misma a las zonas francas del país para ser cortada, secada y realizar su empaque y re-empaque. Este punto fortalece la industria local de productos derivados de la planta en diferentes categorías. Flora Growth, por ejemplo, ya cuenta con siete marcas de artículos de cuidado de la piel, textiles, productos para el bienestar sexual, alimentos y bebidas.
Adicionalmente, se termina de abrir un potencial mercado, sobre todo para pequeñas y medianas empresas, pues aún es terreno inexplorado en Colombia.
P&M habló con Juan Felipe Cucalón, fundador de OA Labs, una marca marca especializada en productos medicinales de cannabis, sobre el comportamiento actual y proyecciones de este sector en el país.
«Actualmente somos socios de una empresa que tiene grandes cultivos de cáñamo -más de 600 hectáreas- en Estados Unidos y fabricamos productos derivados en el país. Esto, debido al costo de la materia prima, que por extensión de siembra sale mucho más barato importarla», señaló.
Juan Felipe también destacó que el negocio ha venido tomando forma desde hace cuatro años y ahora tiene una mayor proyección con la legalización de la comercialización de la flor seca en Colombia y la tendencia internacional de reglamentar su uso.
Obstáculos
Sin embargo, a nivel local, aún existen algunas barreras como los registros Invima que restringen la producción y obstaculizan el ingreso de estos artículos a las grandes superficies, por ejemplo.
«Hay pocos productos que contamos con registro Invima y no ha sido nada fácil. En el momento, este permiso de comercialización es para uso tópico y lo vendemos libremente en diferentes tiendas especializadas. La idea es llegar a retailers y grandes superficies»; señaló el fundador de OA Labs. «Para lograrlo, la entidad debe verificar la trazabilidad de todo el proceso de fabricación, desde la semilla hasta el producto final», agregó.
Con el aval del Invima, se tendría una mayor confianza por cuenta de los consumidores locales, lo que ayudaría al posicionamiento de este mercado que apenas se está conociendo. «La gente hasta ahora está rompiendo tabús, por lo que sigue siendo muy limitado. En Estados Unidos una de cada tres personas consumen productos de CBD -sustancia no psicoactiva del Cannabis- aquí en Colombia no creo que llegue ni al 1%. Pero también estoy seguro que el mercado va a crecer y la regulación es un gran paso para ello», expuso Juan Felipe.
Proyecciones
Para alcanzar un posicionamiento local y competitividad internacional, los expertos destacan dos aspectos a los que como industria se debe apuntar. El primero es lograr tener cultivos tecnificados a gran escala que amenicen los gastos de los productores locales e incentiven la creación de nuevas empresas especializadas en este mercado. Y el segundo, mejorar la calidad del producto. «Es importante cultivar una flor tipo boutique con buena genética para visibilizar las propiedades de la planta colombiana», concluyó Cucalón.