lunes, noviembre 25, 2024

Con el paso de los días, crece el inconformismo entre los twitteros de antaño.

El 30 de julio, nuestro celular sufrió un cambio abrupto en su experiencia de usuario. Vimos desaparecer el ícono de Twitter y ser reempla-zado por la X de “Ex”, nombre que Elon Musk asignó a la plataforma como otro de los muchos cambios que viene incorporando en su usabilidad y que viene despertando reacciones de todo tipo en el timeline del microblogging por excelencia: Twitter.

No todos están felices. Aunque Meta lanzó Threads como una extensión de sus productos de Instagram –o Twittstagram, como le digo personalmente (para mí, recoge lo mejor de la experiencia de las dos plataformas)–, con el paso de los días, crece el inconformismo entre los twitteros de antaño, que están comenzando a experimentar en la nueva plataforma y repoblando este nuevo espacio con todas las facilidades que Threads ofrece para lograrlo.

Menos de 24 horas después de su lanzamiento, Threads llegó a 70 millones de usuarios y pronto superó los 100 millones. Ninguna aplicación había cubierto esta población en tan poco tiempo. Claramente, esta plataforma está anticipando y tratando de recoger el éxodo de los usuarios que paulatinamente está ocurriendo en Twitter. La coerción en su uso, las nuevas reglas y los cambios intempestivos han espantado a los usuarios y dentro de poco veremos un panorama totalmente ajeno al acostumbrado para esa red.

La disponibilidad de la plataforma de Threads, la fácil migración de los usuarios y los contactos que tengan con información dentro de Instagram hacen la mudanza simple y sin fricción. Ha sido un gran acierto para los creadores de Meta, ya que una de las principales barreras de inmersión en una nueva red es el traslado de las audiencias; pero la curiosidad, el sentimiento de tristeza y la decepción ante la muerte de una gran marca como Twitter hacen que los usuarios estén repoblando este territorio a gran velocidad.

También en julio, la empresaria colombiana y shark Andrea Arnau –con quien tuve el gusto de comenzar mi carrera hace 23 años en mi primer empleo– cuestionaba en su cuenta de Instagram cómo era posible que estuviéramos presenciando la eliminación de una marca como Twitter que estaba avaluada en más de 20.000 millones de dólares y que contaba con gran reconocimiento y cariño del público mundial. “Con 20.000 millones de dólares no vuelven a crear una marca como esta ni a posicionarla”, sentencia Arnau.

Y sí: con esto, vimos desaparecer más de 17 años de la noche a la mañana. Amanecerá y veremos si esta adquisición y cambio decanta en un mundo de posibilidades para la tecnología del microblogging o, si por lo contrario, se consolida el éxodo hacia mi recién bautizada Twittstagram.

Artículo publicado en la edición #487 de los meses de agosto y septiembre de 2023.

Stefanie Klinge
Miguel Dallos