La campaña de la corporación sin ánimo de lucro Red PaPaz destaca el siguiente mensaje: “La publicidad de productos ultra procesados induce a nuestros hijos a su consumo habitual, estos productos incrementan el riesgo de obesidad, generan malos hábitos alimenticios desde la infancia y aumentan el riesgo de aparición temprana de diabetes y otras enfermedades graves en la edad adulta. Uno de cada seis niños en Colombia tiene exceso de peso. Basta, no comas más mentiras ni se las des a tus hijos, saquemos la publicidad de comida chatarra de su mundo”.
Sí, estamos de acuerdo con campañas de consumo responsable en las que se utiliza la publicidad como una de las herramientas para comunicar a los ciudadanos en una economía de libre mercado. Pero:
- ¿Abogar por los derechos de los niños, niñas y adolescentes es irse lanza en ristre contra la publicidad culpándola de la mala crianza de los hijos?
- ¿En dónde queda la responsabilidad de los papitos y las mamitas, del gobierno, de los empresarios, de los medios de comunicación, de los colegios? Todos estos protagonistas son responsables de los menores de edad.
- ¿Se mide el daño que este tipo de campañas produce sobre las marcas? Marcas de empresas que trabajan honestamente haciendo crecerla economía del país y por ende, generar empleo.
- ¿Qué pensará un padre de familia sobre la universidad y sobre los profesores de su joven hijo que está estudiando publicidad? Que su hijo estudia para convertirse en mentiroso profesional.
Todo en exceso es malo: el azúcar, la sal, la grasa, el licor, el tabaco…¿Los recursos de esa campaña no se deberían emplear en una campaña educativa para atacar, por ejemplo, el sedentarismo en los menores de edad?
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Sí, hay que regular el consumo, pero ¿la manera fácil de hacerlo es atentar contra el sector de la publicidad, el mercadeo y las comunicaciones?
¿De qué se alimenta una familia colombiana? De papa, yuca, plátano, arroz, arracacha… ¿Realmente, los creadores de esta campaña conocen a fondo las necesidades de nutrición de los niños, niñas y adolescentes colombianos? ¿Han estado en la Guajira donde los niños se mueren de hambre, han ido a un barrio humilde y han revisado cuántas veces al día come un niño y qué come? ¿Creen que esos niños son como los modelos de los comerciales de esta campaña y la página web de Red PaPaz y que almuerzan todos los días con cajita feliz?
¿Esa campaña con niños divinamente vestidos a qué grupo objetivo de personas le habla realmente, en qué contexto cultural y en qué realidad socioeconómica de nuestro país está parada?
Sí, hay varios protagonistas en esta discusión. ¿Pero no deberían crear una campaña contra los padres de familia que llevan tantos años alimentando mal a sus hijos y que ahora nos resultaron más papistas que el Papa a la hora de enfrentar el sedentarismo y el problema de la obesidad?