La industria de la belleza y la cosmética transforma sus prácticas y se adapta a un consumidor cada vez más consciente con el cuidado del planeta.
La industria cosmética en el mundo cambia dinámicamente para responder a las necesidades de consumidores cada vez más conscientes sobre las marcas y productos de belleza que utilizan, ya sean dermatológicos o de cuidado de la piel utilizados en sus rutinas diarias.
De hecho, un estudio realizado por Statista señala que el 82% de consumidores en Estados Unidos prefiere productos que no lastimen a los animales, seguido de un 72% de compañías éticas y un 74% de productos que no impacten negativamente el medioambiente.
Colombia es uno de los países de América Latina que más énfasis ha realizado en que los productos comercializados de belleza sean sostenibles y no fomenten el maltrato de animales en sus procesos de elaboración y prueba. En el año 2020, Colombia fue el primer país de Suramérica en prohibir las pruebas de cosméticos en animales mediante una ley sancionada que restringe la importación y comercialización de dichos productos.
De acuerdo con un estudio elaborado por la Asociación Nacional de Perfumeríay Cosmética - Stanpa, el 62% de los consumidores prefiere cosmética natural y sostenible debido a la consciencia que existe sobre el cuidado del medioambiente.
Así, los consumidores se han vuelto más exigentes al elegir un producto o marca, teniendo en cuenta, no solo su reconocimiento, sino el tipo de insumos que utilizan y el proceso que implementan en sus fabricaciones. Lo anterior, ha motivado a diversas compañías del sector a transformarse buscando materias primas y técnicas de elaboración sustentables que no generen un impacto negativo en la sociedad.
Un ejemplo es Ruby Rose, marca internacional que ingresó al mercado colombiano en el 2020, y que ha tomado relevancia gracias a sus prácticas de sostenibilidad y desarrollo de productos libres de maltrato animal.
“Desde la industria realizamos diferentes esfuerzos para crear productos que sean cada vez más sostenibles, adecuados para cualquier tipo de persona y que, adicionalmente, generen un valor social. En nuestra empresa nos aseguramos de que estos tres pilares se cumplan para que las personas utilicen productos de calidad y
estén satisfechos con lo que consumen, además de aportar con el cuidado del entorno para las futuras generaciones. Por esta razón, nos caracterizamos por buenas prácticas como no testear nuestros productos en animales, empaques biodegradables y productos veganos”, expresa Claudia Piedrahita, CEO de la marca Ruby Rose.