Leonor Puentes Anaya (q.e.p.d) fue la fundadora de P&M, la marca de la información que en 2019 cumple 40 años, registrando el acontecer del sector de la comunicación, el mercadeo y la publicidad en Colombia y el mundo.
Hoy recordamos una columna de Connie Colmenares, exdirectora editorial de la revista P&M, quien en 2013 dedicaba sus palabras a Leonor en las páginas de la publicación.
Leonor Puentes Anaya, el eje de la publicidad colombiana
No puedo estar entre los amigos que vienen a dar el último adiós a nuestra querida amiga Leonor, la distancia no me permite tomar el vuelo apresurado para llegar a tiempo y debo pasar por el triste episodio de imaginar la ceremonia final, el desfile de familiares, amigos y publicistas que llegan a dar su testimonio de afecto a quien supo reunir el mundo publicitario a su alrededor.
Nadie como ella pudo congregar a la industria publicitaria y nadie como ella logró cohesionar medios, agencias, centrales de medios y gremios desde las páginas de P&M. Siempre lo supo. La revista era la disculpa perfecta para puntualizar sobre lo arbitrario e inexcusable; la letra impresa, su defensa ante los vicios del sector; la edición mensual, su caballito de batalla para disertar sobre la dignidad y la moral publicitaria.
“Alguien tiene que decirle las verdades al sector”
…declaraba con energía, y se emocionaba cuando se lograba un artículo que ponía el dedo sobre la llaga. Durante años, Leonor Puentes Anaya constituyó el eje desde el cual giraba la publicidad colombiana; lateralmente a la revista fue creando actividades y eventos como el Maratón de Comerciales, dio soporte a la creatividad como festivales como el FIAP o el Ojo de Iberoamérica y creó ediciones extraordinarias como el Anuario de la publicidad colombiana, ideas que luego se convirtieron en unidades de negocio de esa gran marca que es P&M. La revista tenía que estar a la altura de nuestra publicidad y ser un referente para creativos, estudiantes, ejecutivos y lectores de diferentes lugares del mundo.
La revista fue para ella su hija predilecta y la razón de ser de su vida, su dura batalla cotidiana entre la máquina de escribir y sus teorías sobre la publicidad le proporcionaron un espesor periodístico, que no creía poseer cuando declaraba que su principal valor estaba en el área comercial, pero Leonor tenía el olfato para saber cuándo un título sería el éxito de la portada, y a quién se debería entrevistar para la edición, aunque estuviese a millas de distancia.
Más de 35.000 páginas salieron de sus manos
… más de 350 ediciones llenaron sus días y sus noches. Mucha tinta corrió sobre temas creativos y publicitarios y muchos nos beneficiamos de su especial sentido para darle glamour y dignidad al medio.
En los últimos años, Leo se fue despidiendo poco a poco de la revista, había que dejarles el terreno a los más jóvenes –decía–. Sin embargo, siempre estaba detrás de bastidores para dar su impulso y su sabio consejo, las asambleas del Consejo Editorial eran su gran oportunidad de poner de presente los temas que debían tocarse a fondo, los personajes que merecían figurar, sus verdaderas ideas sobre las “crisis”, que para ella no eran otra cosa que grandes oportunidades.
«Pocas personas conocían el sector como ella»
… porque lo vivió desde los años ochenta cuando compró la revista y le siguió la pista a cada transformación, a cada innovación tecnológica, a cada cambio mediático. Siempre quiso que estuviéramos a la vanguardia y no tuvo dudas cuando la revista debía pasar por un cambio de estilo, nueva diagramación o cuando tuvo que dar el definitivo salto al color porque el entorno editorial se lo imponía, aunque el presupuesto tuviese que estirarse.
Son muchos los recuerdos que ahora brotan de mi memoria sobre los años de mi dirección editorial en la revista, pero los más vívidos tienen qué ver con su capacidad para inspirar nuevas ideas y proyectos originales, como cuando P&M cumplió 25 años y Leonor decidió lanzar la casa por la ventana, y en menos de un mes, logramos realizar una edición de aniversario que compendió todo el acontecer publicitario de cinco lustros en 200 páginas.
Cuando en 2006 me marché de la revista para venir a residir a Miami al lado de mi hija, Leo decidió hacerme el mayor homenaje que me han dado en toda mi vida, imprimió varios ejemplares de una edición especial de despedida solo para mí. En sus páginas a todo color aún se comunica el sentimiento que le produjo mi partida y ese afecto que solo ella sabía transmitir.
Hoy tras su prematura partida quisiera hacerle el mismo homenaje, e imprimir una edición especial de despedida en las orillas del infinito, una edición luminosa y entrañable que refleje esos destellos que ella logró irradiar sobre toda la publicidad colombiana.
Por Connie Colmenares, exdirectora editorial de la revista P&M