Respaldado por el éxito en taquilla y la buena recepción de la crítica a Bohemian Rhapsody: la historia de Freddie Mercury, Gustavo Zapata, head of art de la agencia Dieste (Dallas, Estados Unidos), analiza cómo el legado de la banda británica y la historia de su vocalista pueden inspirar a los artistas de la industria creativa.
Queen es referente de millones de álbumes vendidos, una gran influencia en otros artistas, entradas agotadas en conciertos, millones de fans y una película exitosa en taquilla que ha movido masas y mercado. Seguramente, quienes se acercan a los cines salen preguntándose ¿esta es la vida real o solo una fantasía? Por supuesto, este fenómeno es inspirador.
Esta es una pregunta obligada después de ver la película y comprender el fenómeno social que ocasionaron canciones de Queen como Love of my life, cantada en conciertos por miles de asistentes, o We will rock you, que hizo al público parte del ritmo. ¿Cuál cree que es la clave para lograr conectar e incluso movilizar a diferentes audiencias con la música?
Como seres humanos, desde nuestros orígenes hemos tenido ese vínculo social con la música. Es algo inherente a nuestra existencia sean cuales sean nuestra procedencia demográfica y cultural, nuestro estado de ánimo y hasta las creencias. Tiene ese poder de filtrarse y conectarse en la mente de cualquiera, puede hacernos sentir felices, eufóricos, tristes, melancólicos; puede generarnos estímulos como individuos o como masa. Esa es la clave que tiene la música para mover audiencias, que vamos a estar siempre vinculados, nunca ajenos. Si consideras un adefesio el trabajo de Maluma, fijo en Navidad vas a tener que escuchar una de sus canciones en la casa de los suegros. Si amas a Queen, crees en su revolución del rock y que la voz de Mercury no era humana, pues acaba de llegar Hollywood con su máquina a dar ese sueño de vivir ese Wembley el 13 de julio de 1985 y, por ende, llamar la atención de algún seguidor de Maluma. Esa es la magia de la música.
Plasmar una identidad es un reto para las personas y aún más grande para las marcas. ¿Cómo se logra establecer la identidad, ya sea a través de campañas, contenidos, o anuncios y, al tiempo, reforzar las diferencias en un mercado con distintas idiosincrasias?
Crear una identidad es uno de los procesos más complejos y exigentes en el trabajo de las marcas. Para mí es un proceso casi científico donde tienen que confluir todas las disciplinas creativas que harán que esa marca sobreviva y cumpla sus objetivos. Por ejemplo, Queen nació en 1970, sus cuatro integrantes eran altamente estrictos en sus criterios y sus procesos creativos eran a muerte. Así lograron crear su estilo, su identidad, un ícono imborrable. Si tomamos ese referente, entonces se podría decir que una identidad exitosa se genera de un proceso de construcción arduo, que llegue a ese preciso momento de la “originalidad” que en nuestros tiempos es tan discutido.
Desde el punto de vista de Queen como marca, por más críticas que haya, pusieron a sonar su música nuevamente, despertaron las historias de la mítica banda.
El miedo al cambio y a vivir nuevas experiencias ha rodeado al ser humano durante mucho tiempo. Sin embargo, la confianza y la libertad de experimentar y unir en una sola canción distintos géneros permitieron crear Bohemian Rhapsody. ¿Cómo se puede vencer el miedo a crear experiencias para las audiencias? ¿Se puede estar seguro de entregar lo que quieren ver o escuchar?
El miedo es natural y va a estar en todas nuestras decisiones, todos lo vamos a sentir en algún momento, unos más que otros, en distintos grados de nerviosismo. Por lo general, en este negocio, el miedo se produce en ambas partes, pero creo más por parte de las marcas, o precisamente de quienes las manejan. Tengo la certeza de que en la industria creativa han muerto miles de “rapsodias bohemias” por ese miedo poco sustentado y subjetivo de ejecutivos de mercadeo que tienden a desconfiar de sus equipos creativos.
También hay un miedo en equipos creativos que tienen bajo su responsabilidad marcas que quieren romper moldes, pero que siguen escudados en métodos viejos y no se adaptan al modelo cambiante de la publicidad y terminan convenciendo a sus cuentas de lanzar “rapsodias bohemias” que parecen más esa versión fallida de Kanye West en Glastonbury de 2015. Sin embargo, hay esperanza. Vivimos una época en que el miedo puede ser más debilitado, tenemos más información y herramientas que nos acercan a un panorama más convincente de cómo comunicar lo que queremos a un público cada vez más disperso. Tenemos la posibilidad de adaptarnos a la velocidad de un negocio que está cambiando vertiginosamente.
La historia de Freddie Mercury ha provocado un enfrentamiento entre fanáticos y críticos. Pese a los comentarios negativos, la película ha roto récords en taquilla. ¿Hasta qué punto pueden las críticas disuadir a los consumidores de no pagar por algo?
Esta es la misma historia de la pizza hawaiana: la odias o la amas. Cuando fui a ver la película, estaba inmerso en la actuación de Rami Malek, me convenció de estar viendo a Freddie; pero me quedaron debiendo en la historia. Los detalles técnicos están muy bien cuidados, pero personalmente me hubiera deleitado más si la historia no hubiese sido tan telenovelesca. Creo que Bohemian Rhapsody estaba destinada a esa taquilla, estábamos esperando ocho años por ella, era una historia. La crítica es un instrumento que pueda alterar una elección por algo, no solo lo vemos en el cine, en Amazon al buscar un producto o cuando buscas un restaurante en una ciudad que apenas conoces. Los reviews son los nuevos gurús.
Desde la industria creativa, ¿qué podemos destacar de Bohemian Rhapsody?
Desde la historia que cuenta cómo la banda a través del tiempo supo transformarse y adaptarse a los cambios, Bohemian Rhapsody es una película más de las que se lanzan en un año; un poco más esperada que las otras, sí. Pero es interesante cómo surge en paralelo la actividad de social media, cómo ves compartido varias veces en Facebook el video de un aficionado que compara las dos actuaciones en el Live Aid 85, o como suben los números de views en YouTube en la cuenta oficial de Queen, o como el reguetón es destronado en Spotify. Desde el punto de vista de Queen como marca, por más críticas que lluevan sobre la película, pusieron a sonar su música nuevamente, despertaron otra vez las historias alrededor de la mítica banda, resucitaron el mito. Dios salve a la Reina.