viernes, noviembre 22, 2024
Liliana Fernández

En un mundo saturado de marcas y personas luchando por destacar, es común que nos centremos en las famosas cinco P: Poder, Prestigio, Posición, Prosperidad y Placer. Sin embargo, en este cambiante panorama, existe una P crucial que debe ser el cimiento del verdadero éxito: se trata del Propósito.

Tomemos como ejemplo el impacto reciente de la marca Patagonia que en lugar de limitarse a vender productos al aire libre, ha abrazado un propósito más profundo: la sostenibilidad ambiental. Su campaña "Don't Buy This Jacket" desafió la mentalidad del consumismo desenfrenado y llamó a la reflexión sobre la importancia de comprar de manera responsable. Patagonia demostró que el propósito no solo guía su estrategia, sino que también resuena en los corazones de sus clientes.

Este enfoque va más allá de los anuncios llamativos; es una conexión genuina con el público. Las marcas con propósito crean vínculos arraigados en valores compartidos y generan una confianza que perdura. Cuando una marca se compromete a marcar la diferencia en la vida de las personas y en la sociedad en general, esa conexión trasciende el simple acto de compra.

No se trata de desechar las cinco P, sino de infundirlas con un propósito auténtico. Cuando el propósito dirige nuestras decisiones de marketing y se convierte en el corazón de la propuesta de valor, las otras P adquieren una profundidad transformadora. El poder se convierte en una herramienta para impulsar el cambio positivo, el prestigio se construye a través de la adhesión a causas significativas, la posición se convierte en un liderazgo empático, la prosperidad se comparte para construir comunidades resilientes y el placer se encuentra en contribuir a un bien mayor.

En este mundo competitivo y en constante evolución, la autenticidad es nuestro mayor activo. Las marcas con un propósito claro y genuino ganan el respeto y la lealtad de los consumidores, que no solo construyen una sólida reputación, sino que también aseguran un crecimiento sostenible a largo plazo.

Entonces, mientras trazamos las estrategias de comunicación y marketing, recordemos que el propósito es la brújula. Y antes de preocuparnos por las cinco P tradicionales, aseguremos de definir la P más esencial: el Propósito. Es el motor inspirador que transformará campañas en agentes de cambio y éxito significativo. Y siguiendo el ejemplo de marcas como Patagonia y descubramos cómo el propósito puede elevar las marcas comerciales y personales ganando un mejor espacio en la mente y el corazón de clientes y consumidores.

Veamos otros casos de marcas que han logrado comunicar con propósito, ganando reputación y espacios positivos en las audiencias:

  • Dove, campaña por la Belleza Real: Como mencionado previamente, Dove lanzó una serie de campañas que desafiaban los estándares tradicionales de belleza. Su enfoque en la belleza real y la autoestima de las mujeres resonó profundamente, convirtiendo la marca en un símbolo de empoderamiento y aceptación personal.
  • TOMS, One for One: La marca de calzado TOMS se comprometió a donar un par de zapatos a un niño necesitado por cada par de zapatos vendido. Esta campaña se centró en el impacto social positivo y resonó especialmente entre los consumidores conscientes socialmente, convirtiendo a TOMS en un ícono de la filantropía corporativa.
  • Coca-Cola, "Share a Coke": Coca-Cola lanzó una campaña que reemplazaba su logotipo en las latas y botellas con nombres populares. La idea era fomentar el compartir momentos y refrescos con amigos y familiares, creando una conexión emocional con los consumidores y fomentando la idea de compartir la felicidad.

La reflexión final es que en el corazón del éxito de una marca late su propósito; el verdadero motor que transforma simples transacciones en conexiones emocionales y duraderas.

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Stefanie Klinge
Miguel Dallos