jueves, enero 30, 2025
Camilo Herrera

Durante años, muchos sufrimos por la entrega de notas en el colegio. No solo porque sabíamos que nos había ido mal, sino porque el colegio nos comparaba con los demás compañeros: usaba el promedio de las notas para ordenarnos de los más pilos a los menos y mostrarnos si estábamos en la parte alta o baja de la media.

Lo curioso –y quizá psicológicamente explicable– es que olvidamos esta libreta de calificaciones y todo lo que nos enseñaba trimestre tras trimestre: (1) a usted le puede ir bien en algunas materias, pero para pasar el año, debe pasarlas todas; (2) pasar una materia requiere un mínimo de conocimiento y dominio del tema; (3) el promedio del curso ayuda a entender si uno va mal o el curso va mal; (4) la nota del trimestre anterior deja ver si uno ha mejorado o no, al igual que el curso completo.

Esto –que nos sirvió mucho para defendernos de nuestros papás con frases como “pero estoy por encima del promedio” o “estas notas están mejores que las pasadas”– poco lo usamos hoy para comprender cómo van la economía, la empresa, las ventas e incluso las marcas.

Poniendo la cosa de manera simple: su mercado siempre debe crecer por lo menos lo que crezca la población; de lo contrario, usted está haciendo que cada persona en promedio compre menos de su producto. Por esto, su meta mínima de crecimiento es esa, que hoy es cercana al 1 % en volumen.

Lo normal es que una economía crezca lo que en promedio ha crecido, aunque un poco menos, porque la población crece menos. Así, uno debería esperar que la economía colombiana que ha crecido al 3,5 % en los últimos años, crezca eso; pero en 2023 crecimos solo 0,6 %, en 2024 será como 1,8 % y se espera 2,5 % para 2025, lo que de entrada pondría a los “papás” de este alumno en alerta, porque la nota es menor de la esperada y saldrá la clásica frase que muchos oímos de boca de nuestro director de curso: “usted puede dar más”.

Por esto y sabiendo que, si crecemos más que la población, pero menos de lo esperado, 2025 se nos viene como un año con grandes vientos de cola y enormes vientos de frente que harán que, si bien queremos crecer, no nos quede tan fácil hacerlo. Seguramente, la inflación seguirá bajando, lo que les dará mayor capacidad de compra a las personas y hará que las tasas de interés bajen; sin embargo, nos deja en la trampa de subir poco los precios.

Con una economía creciendo poco y una inflación bajando, la diferenciación será la clave del juego. Debemos ser como ese alumno al que no le va ni bien ni mal en las notas, pasa todo y sobre todo se destaca en algo: capitán del equipo de voleibol, obras sociales o, incluso, actuación. Así, los profesores y padres verán que el proceso educativo tiene más valor que solamente las notas, o los consumidores reconocerán que somos más que empresas: somos marcas que marcan la diferencia.

Artículo publicado en la edición #495 de los meses de diciembre 2024 y enero de 2025.

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