El mercado colombiano de moda, que incluye desde casual hasta lujo, ha llevado al país a ser la tercera nación con mayor crecimiento en la industria de América Latina. Las marcas nacionales, reconocidas por su calidad y diseño innovador, contribuyen a este éxito. Balbony, una marca antioqueña, viste a celebridades internacionales como Nicky Jam y jugadores del Boca Juniors.

El consumo de moda en Colombia creció un 7,16% hasta julio de 2023, alcanzando $3,06 billones. A pesar de una disminución previa en las compras de prendas, se espera que las ventas anuales de la industria lleguen a $32 billones, con un aumento del 5,6%.

En el contexto anterior, una marca colombiana, fundada con una inversión inicial de $15 millones por los paisas Juan Pablo Marín y Rodolfo Gaviria, ya factura más de US$1,2 millones al año, posicionándose en la industria de la moda por su estilo lujoso y cómodo

El estilo que emergió fue una fusión única entre la opulencia y el streetwear. Desde camisetas y sudaderas hasta chaquetas y gorras, cada prenda es una declaración de elegancia urbana, que combina la autenticidad de las calles con la sofisticación de la moda de alta gama.

“En un sector tan competitivo como la moda, nuestra visión era clara: no solo crear prendas, sino contar una historia. Queríamos romper los estereotipos, mostrando que la innovación puede surgir de cualquier rincón del mundo, incluso de aquellos considerados menos favorecidos. Nuestra dedicación a la calidad, la creatividad y la excelencia en la confección ha hecho que ampliemos nuestra audiencia a diferentes partes del mundo”, puntualiza Marín.

Con tiendas en Medellín y distribución en Miami, México y España, la marca ha conquistado los mercados internacionales. Ahora, su próximo objetivo es abrir tiendas físicas en estos países, llevando su estilo inconfundible a nuevos horizontes.

Para garantizar la excelencia en cada prenda, han elegido confeccionar su ropa en Perú, utilizando algodón peruano, reconocido como uno de los mejores materiales en el mundo de la confección. La mano de obra y la calidad del material han elevado aún más el estatus de la marca, convirtiendo cada prenda en una obra de arte.

Esta historia de éxito no solo es un testimonio del talento y la visión de los fundadores, sino también un recordatorio de que la moda puede ser un catalizador para la transformación social y económica. Desde las calles de Aranjuez hasta las pasarelas del mundo, esta es la muestra de que el talento y la determinación pueden romper barreras y llevar el talento colombiano a lo más alto del escenario internacional.

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