Las últimas estadísticas muestran el auge de la bicicleta en los últimos 10 años. Sin ir más lejos, en España el año pasado se vendieron más bicicletas que autos, casi 800.000 unidades. Con una conciencia creciente sobre los beneficios de la bicicleta para la salud y con unos costes cada vez más altos de transporte, este fenómeno sin duda va a crecer dentro de lo que conocemos como el primer mundo.
El ciclismo urbano es toda una tendencia en la actualidad, pues no sólo ofrece muchas ventajas para el organismo al ser una actividad física, sino también, es un noble medio de transporte que permite ahorrar dinero y cuidar el medio ambiente. Además, los sistemas de bicicleta pública cobran vida y se extienden ampliamente en el país, con lo cual, cada vez es más posible hacerse de una bici y recorrer la ciudad con ella.
Por otro lado, hay movimientos de ciclistas que impulsan la bici como estilo de vida urbano y hasta fomentan la creación de grupos sociales que defienden la tendencia, por ello y por todo lo antes dicho, hoy la bici urbana es toda una moda saludable a la cual podemos apuntarnos con facilidad.
Todos los estudios nacionales e internaciones nos dicen que la bicicleta es el modo de transporte que más facilita una mayor satisfacción en el desplazamiento habitual. El usuario de automóvil vive con frecuencia momentos de estrés, causados por carreteras atascadas, y en ocasiones de ira, relacionados con pequeñas disputas por el espacio con otros conductores. La movilidad activa (bicicleta y andar) ofrece un mayor bienestar subjetivo. Para recorrer distancias inferiores a siete u ocho kilómetros la bicicleta debe privilegiarse como alternativa transporte individual por parte de los municipios.
Pedalear es el nuevo glamour
En opinión de David Lois, psicólogo experto en movilidad urbana «El coche está perdiendo glamour y cada vez hay más bicicletas en la calle».Sin embargo, aún se asocia con un estatus socioeconómico y a una sensación de libertad, al menos la imagen que muestran los anuncios.
Los anuncios de es hablan de las emociones positivas, que se asocian con la conducción bajo determinadas condiciones, y suelen presentar una supuesta superioridad respecto a otros modos de transporte. No es infrecuente observar cómo refuerzan de forma errónea una concepción de ciudad como escenario hostil, lo comparan con la selva, y por otro lado, en muchas ocasiones muestran calles vacías, donde aparcas a tu antojo. Todo esto se aleja de la realidad. Los significados positivos que todavía se asocian al coche se debilitan. Incluso en los EE.UU., una sociedad donde la cultura del automóvil está muy arraigada, los jóvenes se sacan el carné más tarde y valoran la posesión de otros elementos, como las tabletas o los teléfonos inteligentes. Estar conectado las 24 horas con los amigos adquiere una enorme importancia. Por otro lado, el coche ya no encaja tan bien como antes en la concepción de una cultura urbana moderna, y las administraciones intentan limitar su presencia en la ciudad.
Claramente está perdiendo glamour. Las urbes se rediseñaron hace unas décadas para los automóviles. Y es sorprendente comprobar que hasta un 70% del espacio se destina a este vehículo. «Lo pienso muchas veces cuando paseo por las calles de mi ciudad, y me digo ¡cómo hemos llegado a esto!: los niños, personas mayores y el resto de peatones casi siempre emboscados en aceras minúsculas, en fila india, temerosos de cruzar un paso de cebra» expresa Lois.
La tendencia del fixie
Siguiendo la tendencia global de la incorporación de la bici en el estilo de vida cotidiano del joven alternativo, muchas marcas nuevas de bicicletas están basándose en los valores de la personalización, un precio justo, confianza, sustentabilidad, actualidad, y orgullo, con el propósito de impulsar en nuestro país el uso cotidiano de este tipo de bicicleta, también conocido como “fixie”, promoviendo una cultura basada en el respeto y la promoción de una vida saludable.
Usada masivamente redunda en cambios benéficos para las personas (ahorro en los presupuestos de transporte, salud física y mental), la sociedad (disminución del tránsito vehicular, fomento de la convivencia) y el medio ambiente (reducción de gases, menos carga de contaminación). Esa comprensión ha llevado a que los gobiernos de muchas ciudades del mundo vean en la bicicleta una alternativa eficaz y posible para la mayoría de ciudadanos, independientemente de sus condiciones culturales, sociales o materiales.
El mercado
Para atender a esta demanda creciente, muchas marcas emergen y ofrecen tanto diseños novedosos de bicicletas tanto convencionales como híbridas-eléctricas; así como cascos, accesorios, repuestos e incluso indumentarias para el ciclista urbano. En Colombia se venden 140 mil automóviles nuevos al año, frente a 1,2 millones de bicicletas, la mitad de las que se comercializan en México. Según estadísticas del IDU (Instituto de desarrollo urbano), publicadas en su página web, el 54% de los hogares de la ciudad tienen bicicleta, es decir en 862.306 hogares. El promedio de bicicletas en cada hogar es de 1.66, es decir que en Bogotá existen un poco más de 1.400.000 bicicletas. Según este mismo informe, la bicicleta, para el 70% de la población que no tiene carro, es su medio de transporte”.
La política de la bici
En Colombia, alcaldías de las principales urbes como Medellín y Bogotá ya han adoptado planes e incluso han comprado cientos de bicicletas para el uso público. Los bicicorredores en Bogotá son programa de bicicletas públicas los ciudadanos, mayores de edad, quienes deben inscribirse en la página del IDRD, en el link bicicorredores, en donde se envían unos datos, que luego de 24 horas son corroborados y el usuario procede a ir a las diferentes estaciones para hacer uso de las bicicletas. Incluso, el fenómeno se extiende a planes para turistas de modo tal que se disfrute y conozca la ciudad sobre de una bicicleta. La estrategia se encuentra sustentada con el incremento de la infraestructura vial ciclística que ha tenido la capital de la República, que hoy en día cuenta con 376 kilómetros de ciclorutas y 12 de bicicarriles, a los que se suman 172 kilómetros habilitados los domingos y festivos en la ciclovía.
«Tenemos sistematizado el recorrido por la carrera séptima el cual nos permite tener un monitoreo permanente de donde están las bicicletas y quien las tiene. La idea a corto plazo es abrir 4 bicicorredores más. Este es un bien público que hay que cuidar es para el uso de todos los bogotanos. Evaluaremos el día a día de su implementación», dijo el director de este proyecto.
Al respecto Javier Suárez Alonso, director del IDRD manifestó que «estas son bicicletas diseñadas para la ciudad, con el apoyo de diferentes universidades, y el programa ‘En Cicla de Medellín’ . Suárez indicó que en la carrera Séptima se maneja un promedio de 750 prestamos diarios. «En un año duplicamos el número de usuarios que tuvo el programa de bicicletas públicas en la ciudad de Medellín. Este ha sido un programa de buen recibo por parte de todos los ciudadanos.
El «Día Sin Carro», también se convierte en un exitoso programa de la Administración Distrital para la movilización en bicicleta por la ciudad, pues además de incrementar el uso de este vehiculo, trae enormes beneficios ambientales, que en su ultima versión (4 de febrero de 2010) obtuvo una significativa «disminución del 43% en la producción de Monóxido de Carbono, del 33 % del CO2 y en cuanto al Dióxido de Azufre, otro de los contaminantes atmosféricos, también se redujo su registro a 2, 8 partes por billón».
Estas y otras razones más, hacen que la capital de Colombia sea catalogada como «una de la mejores ciudades del mundo para recorrer en bicicleta» que según el Sitio Web AskMen.com, Bogotá se destaca entre ciudades como Ámsterdam, Copenhague, Curitiba, Montreal, Barcelona, Beijín entre otras, como un destino recomendable para los amantes del pedaleo.
«Aunque los programas de gobierno para transportarse en bicicleta no son tan robustos como los de Europa o Norteamérica, Bogotá tiene una ventaja demográfica que hace que sea una ciudad realmente amigable para recorrer en bicicleta – sólo el 13 por ciento de los residentes de la capital posee sus propios vehículos-, lo que hace que las bicicletas se conviertan en una necesidad. De hecho, una vez a la semana, la ciudad cierra más de 70 millas de calles destinadas al tráfico de vehículos en favor de los ciclistas, corredores, patinadores y peatones».
EnCicla es el Sistema de Bicicletas Públicas de Medellín, que nace de una alianza entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Universidad Eafit, con apoyo de la Secretaría de Transportes y Tránsito del Municipio de Medellín, la Universidad Nacional y la Universidad Pontificia Bolivariana.
El sistema EnCicla se encuentra en una fase de prueba piloto hasta diciembre, para evaluar la viabilidad del proyecto, los gastos en mantenimiento, repuestos y operaciones, pero sobre todo, para conocer si los ciudadanos somos lo suficientemente responsables a la hora de utilizar las bicicletas, apropiarnos de las ellas con un uso adecuado.
Eafit y el Área Metropolitana realizaron una inversión de $1.100 millones de pesos, para la construcción de 145 bicicletas, 105 urbanas y 40 rurales, que hoy se encuentran circulando en la ciudad.
La Alcaldía de Medellín dispone en línea de un interesante y útil manual de uso y conducta del ciclista urbano, que se puede descargar AQUí.
Fuentes: ecointeligencia.com / trendenciashombre.com / consumer.es /medellin.gov.co /bogotahumana.gov.co