lunes, febrero 24, 2025
AnaM

No se puede negar que los videojuegos se han vuelto más bellos y emocionantes, pero también más complejos, inmersivos y exigentes. Los juegos modernos, en particular los géneros de mundo abierto y rol, pueden ser empresas enormes, que requieren horas y horas para explorar sus vastos paisajes y completarlos por completo.

Muchos de estos títulos también cuentan con mecánicas intrincadas, un core profundo y un grupo cada vez mayor de contenido descargable. Algunos requieren una seria inversión de tiempo y quienes no disponen de ese tiempo se ven condenados a ser, por razones obvias, menos competitivos, menos efectivos… menos cool.

Es más, puede que algunos jugadores encuentren atractivo determinados títulos, pero se hallen con que el gran compromiso que exigen resulta abrumador. Es allí donde entra en juego el mundo del streaming de juegos. En lugar de lanzarse de cabeza, muchos jugadores optan por meter los pies en el agua de a poco y ver a otros navegar con destreza. Esto proporciona una forma de disfrutar de la esencia de un juego sin sufrir el rigor de la competencia.

En lugar de dedicar 50 horas para llegar al final de un juego de rol masivo, por ejemplo, los jugadores pueden ver a un YouTuber resumirlo o a una streamer acabarlo en la mitad del tiempo mientras experimentan junto a él o ella los momentos clave y las emociones. En otros casos, los espectadores observan para aprender técnicas, estrategias y consejos expertos. Ver a un profesional enfrentarse a mecánicas complejas puede ofrecer información y atajos que mejoran la propia experiencia de juego, sin necesidad de pasar por la tortuosa prueba y el embarazoso error.

Una relación cambiante

La situación descrita nos enfrenta a un contexto en el que jugar videojuegos ya no es lo mismo de antes. Esta actividad, previamente solitaria y limitada a jugadores en comunidades cerradas y en permanente estado de alerta, se ha transformado en un fenómeno de entretenimiento global en el que millones de personas juegan solo casualmente y, en cambio, prefieren ver a otros jugar.

Las plataformas de streaming de videojuegos como Kick, Facebook gaming, Twitch y YouTube Gaming han puesto este cambio cultural en primer plano. Se trata de algo más que una simple tendencia pasajera. El cambio representa un replanteamiento fundamental de cómo interactuamos con nuestros juegos favoritos.

Un informe reciente de MIDiA Research arroja luz sobre esta paradoja. Según sus hallazgos, los jugadores ahora pasan un promedio de 8,5 horas por semana viendo contenido relacionado con los videojuegos, un salto considerable en comparación con las 7,4 horas que pasan jugándolos.

En otras palabras, pasamos más tiempo viendo contenido de videojuegos que el que realmente pasamos jugando. La revelación parece casi contradictoria al principio, pero muestra una realidad interesante que destaca cómo está evolucionando nuestra relación con los juegos.

El mercado del streaming de juegos, que este año se estima en 8.400 millones de dólares, crecerá hasta los 13.850 millones para 2030, a una tasa de crecimiento anual compuesta del 10,52%, según proyecta Mordor Intelligence.

Streamers como celebridades

El auge de las plataformas de streaming también ha creado una nueva clase de estrellas del entretenimiento. Así, algunas de las figuras más conocidas de los videojuegos hoy en día no son desarrolladores de juegos, sino jugadores profesionales y streamers. Estas personalidades han creado un seguimiento masivo, con millones de espectadores sintonizando para verlos jugar en vivo.

El cambio también ha impactado en los hábitos de consumo de entretenimiento de los más jóvenes, al crear un tipo de comunidad completamente nuevo. Los espectadores no se limitan a mirar, sino que interactúan… ¡y gastan!

Los cuadros de chat de las transmisiones de Twitch y las secciones de comentarios de YouTube están llenos de discusiones, bromas y comentarios en tiempo real. Además, las suscripciones son comunes y los regalos –convertidos en monedas digitales y al final del día en dinero real– le han dado a este tipo de diversión una perspectiva de negocios que mueve millones de dólares.

Los creadores de contenidos y las plataformas de streaming, menciona Mordor Intelligence, están cada vez más enfocados en estrategias de diversificación y monetización. Las oportunidades existen dadas la integración de varios modelos de ingresos en estos escenarios, que van suscripciones y donaciones, hasta la misma publicidad digital y los pagos por campañas que vienen de patrocinadores y marcas.

Crecimiento y más crecimiento

Las plataformas de transmisión en vivo están experimentando un crecimiento sin precedentes, y la innovación jalona ese crecimiento. De hecho, resalta la consultora Mordor Intelligence, la evolución de las tecnologías de streaming de videojuegos transforma hoy el panorama de los videojuegos, impulsado por mejoras clave en términos de infraestructura de conectividad y las capacidades mismas de los dispositivos de juego. Un aspecto a resaltar es el despliegue exponencial de redes 5G, que permite altas velocidades de conexión y latencias mínimas, ambos aspectos esenciales para transmitir u observar un streamer.

En este contexto de crecimiento, vemos a un Twitch que ha dominado históricamente el mercado y hasta hace un par de años representaba el 76% de las horas vistas (6.100 millones). Pero con el ascenso de YouTube Gaming Live (14%), Facebook Gaming (10%) y la irrupción de nuevos participantes como Kick, queda claro que el mercado tiene incluso más potencial. Ahora hasta empresas como Epic tienen planes para hacerse a una tajada. Sí, tal y como suena: una especie de Netflix de videojuegos, en el que los usuarios pagan una suscripción para acceder a contenido exclusivo.

Si ya hoy las personas pagan a sus celebrities, es muy probable que también estén dispuestas a dar algunas monedas para acceder a contenido de video adicional relacionado con el juego, como documentales detrás de escena, tutoriales del juego y guías de expertos, todo detrás de un muro de pago.

Al aprovechar el mercado de visualización, los desarrolladores podrían crear nuevas fuentes de ingresos, especialmente a medida que más y más jugadores optan por una forma menos lenta de interactuar con sus juegos favoritos. No se trata de reemplazar el juego tradicional, sino de complementarlo, ofreciendo una forma de mejorar la experiencia de juego en general.

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