Es crucial entender que la inteligencia artificial (IA) es una creación humana y que su efecto está determinado por la manera en que la empleamos y supervisamos.
Es comprensible que la inteligencia artificial (IA) pueda generar cierta aprehensión en algunas personas, especialmente cuando se la representa como una fuerza omnipotente capaz de reemplazar a los seres humanos. Sin embargo, es esencial comprender que la IA es una herramienta desarrollada por humanos y que su impacto depende de cómo la utilicemos y regulemos.
Históricamente, los desarrollos tecnológicos han transformado y reemplazado numerosos empleos y eso no ha significado la desaparición del ser humano, sino la búsqueda de nuevos enfoques donde éste último aporte valor. A continuación, mencionaré algunos ejemplos:
- La revolución industrial trajo la automatización en la producción manufacturera, reemplazando trabajos manuales en fábricas.
- Antes, las operadoras telefónicas humanas conectaban manualmente las llamadas. Con la automatización de las centrales telefónicas, este trabajo desapareció.
- Los "despertadores" eran personas que pasaban con un palo a despertar a otras, trabajo que duró hasta 1970 en algunas partes de Inglaterra y que fue reemplazado por las alarmas despertadoras.
Si bien la tecnología ha reemplazado empleos, también ha creado nuevos puestos de trabajo y oportunidades en otras industrias. Con desafíos en capacitación y adaptación, la adopción de tecnología a menudo ha llevado a una mayor eficiencia y productividad. La IA juega el mismo papel en estos tiempos. Y más allá de temerle a los cambios que conlleva, debemos empezar a buscar qué valor podemos agregar. Para llegar a esto, debemos perder algunos medios que pueden ser irracionales por algunas razones que aquí señalo:
- Complemento, no reemplazo: La IA tiene el potencial de mejorar y complementar muchas tareas humanas en lugar de reemplazarlas por completo. La mayoría de los expertos concuerdan en que la IA será más efectiva cuando trabaje en colaboración con los humanos, permitiéndonos abordar problemas complejos de manera más rápida y eficiente.
- Automatización beneficiosa: La automatización impulsada por la IA puede liberar a los humanos de tareas repetitivas y monótonas, permitiéndoles centrarse en actividades más creativas, estratégicas y significativas.
- Creación de empleo: Impulsa la creación de nuevas oportunidades laborales. La implementación de la IA requiere expertos en su desarrollo, programación, implementación y mantenimiento, lo que crea una demanda creciente de profesionales en estas áreas.
- Limitaciones actuales: A pesar de los avances significativos en IA, todavía tiene limitaciones importantes. No replica la amplia gama de habilidades blandas, comprensión emocional y sentido común que los humanos poseen.
- Responsabilidad y ética: La decisión de cómo se aplica la IA y qué tareas desempeña es un asunto humano. La ética y la responsabilidad deben guiar el desarrollo y la implementación de la IA para asegurarnos de que se utilice para el bien común y no para fines perjudiciales.
En resumen, en lugar de temer a la IA, es crucial abrazar su potencial positivo y trabajar en conjunto para desarrollarla y utilizarla de manera ética y responsable. Si se maneja adecuadamente, la inteligencia artificial tiene el poder de mejorar nuestras vidas y sociedades en lugar de reemplazarlas.
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