En el mundo del marketing y las comunicaciones, así como en la vida misma, a menudo caemos en la trampa de las zonas comunes, adoptando frases y conceptos "de moda" sin reflexionar sobre su significado, valor o autenticidad.
Es momento de cuestionar ese hábito de "repetir como loros" lo que escuchamos en cualquier lugar y, más aún, de hacerlo sin un propósito claro.
Y es que la repetición indiscriminada de modismos, estrategias, planes o simplemente discursos ajenos, por más enérgicos que sean, no deja de ser un eco vacío. Ante la fuerte demanda y necesidad de mantenernos actualizados y a la vanguardia frente a cada tendencia inventada, surge la pregunta: ¿cómo podemos destacar en un mar de repeticiones donde una ola ya está pisando a la otra? La respuesta radica en la autenticidad, que se convierte en nuestra principal brújula.
Como expertos, asesores y creativos, estamos obligados a no subirnos al tren o al #trend solo porque está de moda. Hoy, más que nunca estamos obligados a buscar a toda costa destacar nuestras marcas y las de nuestros clientes por su autenticidad y verdadero adn de marca, por esa esencia propia que genuina y atractiva que solo notarán quienes realmente buscan conectar con nosotros.
Y es que todo debe demostrarse más allá de las palabras. No se trata simplemente de apropiarnos de un tema en furor tampoco de replicar lo que está pasando al otro lado del mundo. Es necesario reforzar aspectos fundamentales en cada acción que emprendamos para nuestras marcas y negocios: por ejemplo ¿cómo mi discurso, asesoría o iniciativa están contribuyendo de alguna manera? Aquí, la coherencia con nuestra marca/negocio y por supuesto la profundización, la constancia y esfuerzo son claves para lograr resultados. Desalienta ver cómo algunas marcas, organizaciones e incluso sus líderes cambian de bandera según la coyuntura, lo que resulta en un harakiri de reputación.
Nos enfrentamos a consumidores de información globalizados, personas multipantalla, que también son productores de contenidos y en esa dinámica de estar todos compitiendo por captar la atención, implementan el ya conocido clickbait, por lo que caer en las zonas comunes puede ser aún más contraproducente, ineficiente y poco atractivo. Si lo que buscamos es construir comunidades sólidas, ganar relaciones de valor y mantener una buena reputación, debemos evitar a toda costa, la superficialidad y la falta de coherencia.
Nada más poderoso que la capacidad para contar buenas historias; sin embargo, cuando estas historias no se alinean con la realidad, surgen incongruencias que irremediablemente dañan a quienes "echan el cuento". Un ejemplo de zona muy común, pero inevitable en todas las conversaciones empresariales, tiene que ver con no solo hablar de principios de sostenibilidad, sino también aplicarlos. Resulta dañino y repelente notar incoherencias entre discursos corporativos y las acciones que realmente aplican. Hoy en día, es un latente riesgo que puede minar la confianza de cualquier audiencia.
El llamado es a la originalidad, la creatividad y la coherencia alineadas al propósito. En un mundo saturado de mensajes, nada nos impide atrevernos a ser distintos, así incomodemos, al intentar cosas nuevas; eso es lo que realmente nos diferenciará del montón. La innovación y la autenticidad son nuestros únicos aliados en la búsqueda de destacar en un mercado donde la mayoría está en la misma zona. Es hora de elevarnos por encima de las zonas comunes y mostrar sin miedo nuestra autenticidad. La repetición ciega solo lleva al estancamiento. La originalidad, el propósito genuino y la coherencia son las herramientas que nos diferenciarán y construirán una reputación fuera de lo común.
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