Con emotividad y educación de calidad, la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano volvió a la presencialidad.
Durante más de año y medio de aislamiento, a causa de la pandemia, las instituciones de educación superior brindaron sus servicios de educación presencial mediados por la tecnología.
La implementación de modelos híbridos de asistencia facilitó la preparación para el retorno a las aulas con un aforo que ahora llega al 100%.
Desde el inicio, la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano previó el regreso de sus estudiantes.
Mientras ejercía su labor mediada por la tecnología, la universidad ajustó los modelos académicos a la presencialidad; se certificó en bioseguridad para la tranquilidad de sus alumnos y personal.
Volver al campus en 2022 ha sido una transición que, aunque pequeña, demuestra el aprendizaje para la adaptación social de todos los que componen el entorno educativo.
Académicamente, volvió la atención en las facultades, monitorías y clases; en el área de biblioteca, no solo tienen acceso nuevamente al préstamo de libros y consulta de bases de datos, sino a los clubes de lectura y tutorías de lectoescritura; laboratorios y salas de cómputo especializadas.
Los estudiantes pueden practicar deportes asistidos, recibir atención médica, psicológica, de consejería y grupos de estudio.
La sección administrativa y la secretaría, que atienden la solicitud de certificados, las notas y la financiación, siguen disponibles de manera digital y presencial.
Reaprender las habilidades blandas, compartir las aulas con otras personas y trabajar en equipo fueron la motivación para que la Tadeo estuviera preparada.
Una característica de esta universidad es que la mayoría de sus programas están pensados para llevarse a cabo de manera presencial.
En diciembre de 2021, todos ellos adaptaron la infraestructura y reforzaron los syllabus de cada carrera para que el regreso no fuera abrupto.
Con la propuesta de flexibilidad de horarios, la oferta educativa se mantuvo durante y después del aislamiento; de esta manera, consiguió la asistencia completa de nuevos y antiguos estudiantes.
La universidad intentó que la época de virtualidad fuera similar a la presencial para que, al volver, la interacción diera mejores resultados en los procesos académicos.
Los directivos consideran que la transición a la presencialidad estuvo llena de expectativas y sentimientos positivos:
Sabían que debían impulsar el aprendizaje en las aulas para recibir a quienes le dan vida al campus: los estudiantes.
Artículo publicado en la edición #478 de los meses de febrero y marzo de 2022.