jueves, noviembre 21, 2024
Lucas Chavez Alcorta

Se termina junio.

Se termina junio, el mes del orgullo.

Se termina junio, el mes del orgullo; los logos vuelven a sus colores originales.

Se termina junio, el mes del orgullo. Los logos vuelven a sus colores originales y ojalá que no se terminen las ganas de las empresas de visibilizar este tema, más allá de pintar sus logos con el arcoíris.

Siendo un expatriado en Colombia, por más de una década ya, me faltan dedos en las manos y en los pies para contar las veces que tuve que escuchar: “¿Y se vino soltero? seguro alguna colombiana ya lo debe haber cas(z)ado”. Casado con S era la palabra que decían, pero «cazado» con Z era cómo lo decían con la mirada y forma de decirlo.

Tengo que aceptar que siempre me ha incomodado esa pregunta, pero lo único que denota eso es que el del problema era yo y mis inseguridades. Dicen que uno sale del clóset dos veces: la primera con la familia y amigos (la mayoría de las veces primero los amigos y después la familia) y, luego, una segunda salida de clóset en el trabajo.

Confieso que, a causa de esa inseguridad, recién hace dos años le perdí el miedo a decir “No, no tengo novia, tengo novio”. Y eso que hace 22 años salí del primer clóset…

Con mis colegas y compañeros de trabajo realmente nunca tuve problema. Siempre fui muy abierto, pero no sé por qué con proveedores me cohibía mucho. Y si eran entrevistas de trabajo, peor aún. Era un sabotaje que internamente me hacía pensar que no iba a poder cerrar algún trato, conseguir una mejor negociación o ser un interesante prospecto de candidato.

Haciendo recuento de las cosas, sí, acepto mi inseguridad, pero no es únicamente que el problema sea yo, el problema somos todos. El problema son las condiciones, el ambiente, la atmósfera, la sociedad y he ahí la extrema importancia de la educación en diversidad e inclusión y de que junio no termine.

Sé que eso no solo me ocurre a mí, sino que nos pasa a muchos (muchos, muchas, «muches», «tod@s», «todxs» y un largo etcétera). Y eso es como llevar una doble vida, un doble estándar.

No sé pero yo me sentía mal luego de esas ocasiones cuando terminaba evitando la pregunta o simplemente hablando en “género neutro”. En medio de la cuarentena, poco a poco, me fui abriendo más y las muestras de cariño de la gente como respuesta a mi apertura empezaron a aparecer. Los mensajes de personas desconocidas cada vez eran más frecuentes y sensibles. Las historias que me contaban eran más llenas de pasión e inspiradoras y es ahí en donde caí en cuenta del impacto de mis palabras en muchas personas, no solo de mi generación, sino de generaciones menores pero sobre todo de generaciones mayores, en las cuales no me cabía imaginar el dolor de guardar por tantos años sus sentimientos.

Por ello es que ahora alzo la voz, cada vez más fuerte, sin miedo. Y eso es algo que las empresas también deberían hacer. El terreno común es que varias de ellas no saben cómo entrar en estas aguas, tienen miedo, prejuicios, sesgos o simplemente desconocimiento. He aquí una guía simple y sencilla que puede ser de ayuda para empezar a ver el mundo con más colores.

  1. Determina qué pasa al interior de tu empresa, de tus equipos. Saca el diagnóstico de inclusión, esa radiografía que te mostrará parte de la película sobre la cual tendrás que escribir el guión.
  2. Asesórate, busca aliados que sepan del tema. Está bien no saber y es mejor aún preguntar.
  3. Haz sentir a tus colaboradores seguros en el ambiente de trabajo, generando espacios donde puedan ser ellos mismos, pero, sobre todo, genera políticas y protocolos. Por escrito, es un compromiso.
  4. Visibiliza, da a conocer los avances y así verás que las personas de la Comunidad LGBTIQ+ de tu empresa se sentirán mejor y serán más productivos aún. No hay nada mejor que trabajar sintiéndose en casa, en familia, eso empuja la colaboración.

Podría escribir un libro completo sobre esto, pero tomen esto como cimientos y con ello una marca puede estar preparada para hablar al exterior acerca de inclusión, hacer campañas, pintar el logo, ir a la marcha.

Por último, aplaudo y celebro iniciativas de empresas como Pepsico y su producto Doritos que, con base a su plataforma “Orgullo todo el año”, no únicamente en junio hablan de inclusión LGBTIQ+ sino en enero, en septiembre, en mayo y en cualquier momento del año. Sin ir muy lejos, el año pasado en octubre lanzaron una campaña por el Día de los Muertos donde el centro de la historia se basaba en una pareja de dos personas gays.

Qué valor y cojones tiene la marca para lanzar una campaña de ese tipo en medio de una de las fechas más tradicionales del país, pero con un mensaje que no deja indiferente a nadie. Te invito a verla y que reflexiones sobre lo que sentiste cuando la viste.

Porque lo más importante cuando comuniquemos, no es lo que vamos a decir o cómo lo diremos, sino lo que haremos que la gente sienta en su más profundo ser. (Gracias Maya Angelou por la inspiración).

Se termina junio, pero no mis ganas de gritar y defender lo que soy, para que más personas tengan el valor de hacerlo también. Es mi responsabilidad (nuestra responsabilidad).

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Stefanie Klinge
Miguel Dallos