Entre muchas definiciones, el marketing relacional se entiende como una estrategia diseñada para fomentar la lealtad del cliente, la interacción y el compromiso a largo plazo. Está diseñado para desarrollar conexiones sólidas con los clientes, proporcionándoles información directamente adecuada a sus necesidades e intereses y promoviendo la comunicación abierta.
A eso se suma otra palabra: emoción. Para las marcas, es clave que su imagen o producto produzca emociones positivas, con el fin de crear una relación duradera. En ese sentido, el objetivo del marketing relacional es crear conexiones de clientes fuertes, incluso emocionales, con una marca que pueda generar negocios continuos.
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Ahora, la tecnología ha cambiado de manera sustancial el marketing relacional, ese mismo que nunca para de fidelizar al cliente y buscar nuevos. Con la llegada de la big data y la inteligencia artificial, otra herramienta de relacionamiento asertivo con el cliente, ha sido posible crear nuevas estrategias, no solo para que un cliente se convenza de seleccionar alguna marca una sola vez, sino también para que regrese a esa marca en el futuro.
Así que, las firmas que ofrecían CRM hoy están ofreciendo programas de minería de datos integrados a motores de inteligencia artificial capaces de identificar con precisión comportamientos de compra sofisticados de los clientes, para ofrecerles experiencias con un alto valor agregado, por ejemplo. Algo que nos permite hacernos una idea de cómo ha evolucionado el marketing relacional.
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