viernes, noviembre 22, 2024
Camilo Herrera

La historia de la humanidad se ha dividido por grandes acontecimientos como el desarrollo de la agricultura, la fundación de las ciudades, el nacimiento de Jesús de Nazaret (o su muerte), el descubrimiento de América, la revolución soviética, la píldora anticonceptiva o la caída del muro de Berlín, entre otros ejemplos. Para la historia del mercadeo, habría que marcar la llegada del teléfono móvil.Ser nómada

La historia del móvil no comienza con Motorola en 1973, como se podría pensar: realmente empieza en 1957 con el lanzamiento y puesta en órbita del Sputnik 1, el primer satélite orbital.

Un móvil no es un celular. Un celular es un teléfono que se conecta a diferentes celdas de comunicación para hacer llamadas telefónicas y compartir datos; un móvil incluye la conexión al servicio de internet, que lo potencia como un computador portátil con cámara fotográfica y de video y hace omnipresente al consumidor que lo tiene.

Para esto se requirió un camino de 44 años desde el Sputnik 1, el celular de Motorola, la primera llamada en 1979, el smartphone de 1996 y el lanzamiento del primer dispositivo con cámara en 2002.

ser nómada

No es un cambio de la noche a la mañana, pero todos los que nacieron después de 2001 son la generación DM (después del móvil). Uno de sus más grandes efectos ha sido el de devolverle a la humanidad una vieja y potente característica: ser nómada.

Hace unos diez mil años, en el mesolítico, los humanos dejamos de ser nómadas, porque logramos asentarnos, gracias a la agricultura y la ganadería. Fue el inicio de las religiones, sociedades, civilizaciones, culturas, países y ciudades, estas últimas, para mí, uno de los más grandes inventos de la humanidad y solo comparable con el móvil: las ciudades lograron economías de escala por la reducción de las distancias entre las personas, los mercados y el Estado. El móvil redujo las distancias y el tiempo de comunicación entre todos.

Ser nómadas es una de las características innatas de los millennials y los centennials (verdes y naranjas, para el caso colombiano), que ha sido lenta pero firmemente adoptada por los X y los baby bommers (grises y cafés).Ser nómada

Zygmunt Bauman planteó la existencia de una sociedad líquida, sobre la premisa de que la gente ya no quiere tener propiedades ni cosas que la aten. Esto se ha profundizado con el retorno del alma nómada, que no solo puede ver el mundo entero al entrar a una red social, sino que puede viajar y darle la vuelta al mundo por menos dinero que su ingreso de dos años, en menos de dos meses: situación impensable cuando el Sputnik 1 entró en órbita.

Este despertar del nomadismo es un punto de inflexión sin precedentes, pero concuerda con el ciclo en que vivimos: era inevitable que dejáramos de ser sedentarios.

El mercadeo, las empresas, los Estados, las culturas, las religiones e incluso las ciudades tienen que entenderlo: el mundo está cambiando radicalmente.

Las personas ya no quieren tener hijos; quieren morir muy viejas; no quieren tierras, sino riquezas disponibles; ya no se espera hasta el encuentro con alguien para hablar con él. A eso hemos llegado10.000 años después del sedentarismo (D.S.), 2019 d.C. y 18 D.M.Ser nómada

Había indicios de que esto pasaría: el chat no es otra cosa que la versión actual (no sé si moderna) de las cartas de amor; el teléfono es un desarrollo de los tambores y las señales de humo; no solo se ha reducido el tamaño de las familias, sino que estas se han distanciado, ahora se reúnen por mucho una vez a la semana en el mejor de los casos; y como nómadas, preferimos las cosas como se encuentran en la naturaleza.

El móvil es el nuevo garrote. Ese mismo garrote que tomó un simio para golpear a otro hace cientos de miles de años, y dejó ver el poder del desarrollo tecnológico y la innovación. Curiosamente en 2001, como en la Odisea del espacio, de Stanley Kubrick.

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Stefanie Klinge
Miguel Dallos