miércoles, abril 24, 2024
Andrea Lievano.

Hoy hablamos mucho de la importancia de la marca personal, pero ¿realmente entendemos su valor y lo aplicamos de manera consciente en nuestras empresas?

El concepto de marca personal nació en 1997, cuando Tom Peters vio la importancia de esta con su concepto “economía de agentes libres”. Allí, hacía visible el hecho de que las personas eran como las marcas comerciales: debían empezar a generar contenido digital de manera única y diferencial. Estaba comenzando el auge de la presencia digital.

Hoy, conocemos creadores de contenido que facturan por su marca personal, lo cual está bien. Es un negocio. Pero cuando lo llevamos a las empresas creo que hay pocas que le están dando la importancia que esto se merece.

Conocemos casos como el de Steve Jobs con Apple, Jeff Bezos con Amazon, Simón Borrero con Rappi etcétera. Y aunque algunas empresas sí estén implementado la marca personal de sus cabezas, la pregunta que queda es si la estrategia está saliendo desde un lugar desinteresado y real o si es por simple ego de sus líderes. Si el caso es el segundo, debemos indagar qué tanto los interés de la persona son los mismos de la compañía.

Hablamos del marketing de humano a humano todo el tiempo y nada es más humano que las relaciones que se generan entre las marcas y sus clientes. Ya no es un tema de tocar el corazón y compartir valores. Hoy, los compradores buscan una conexión más profunda. En ese aspecto, la marca personal corporativa cobra relevancia. Empezar a mostrar a los líderes de las empresas se convirtió en un must. Los clientes quieren conectar con las personas, quieren ver líderes reales e inspirarse en ellos.

Hace un tiempo conocí a Karim Raymond, quien me habló por primera vez del derecho a presumir y de cómo implementarlo en mi marca personal. Una de las frases que me marcó es “no es presumir cuando está basado en logros”.

Debemos implementar esto mismo dentro de nuestras empresas: hablar de nuestros éxitos no está mal si se hace desde el esfuerzo que nos llevó a que los cumpliéramos.

Durante cuatro años, he trabajado en mi marca personal, con aciertos y desaciertos. De esto he aprendido que esta es una realidad que se debe trabajar desde cero, como si estuviéramos montando un producto nuevo. En pocas palabras, los primeros pasos son:

  • Definir los objetivos: ¿para qué voy a trabajar una marca personal?
  • Determinar el público objetivo: ¿a quién le voy a hablar?
  • Definir el mensaje y tono de comunicación.
  • Cuidar la reputación online: siempre ser honestos.
  • Diseñar la imagen corporativa.
  • Planificar las comunicaciones.
  • Medir resultados.

Como dije antes, lo más importante al realizar una estrategia de marca personal es entender que no se trata del ego ni de mostrar solo los momentos más lindos. Se trata de mostrar la realidad; ser honestos con los clientes. De lo contrario, no vamos a lograr una conexión con el público y solo vamos a generar un malestar que puede llevar a una crisis corporativa.

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