domingo, mayo 19, 2024
Fabian ruiz

La disposición de productos a granel en el punto de venta para reducir el plástico y el cartón en el suministro individual de productos o la implementación de procesos de logística inversa para recuperar materiales reutilizables son algunas prácticas que las marcas sostenibles en Colombia ya están desarrollando y que tienen un impacto directo sobre la experiencia de sus clientes.

De hecho, quienes venden a través de los grandes detallistas de Colombia pueden solicitarles una certificación de proveedor sostenible que les garantice a esos canales que esa compañía y esos productos merecen estar en su cadena de valor pues son fieles a los principios de sostenibilidad.

Estudios publicados recientemente en algunas revistas científicas coinciden en que hay suficiente evidencia científica en sectores como la hotelería o el retail relacionada con los efectos positivos de las prácticas sostenibles ambiental y socialmente sobre la felicidad, la lealtad, el boca a boca y la disposición a pagar un valor adicional por productos y servicios sostenibles.

Como consumidores, hoy, somos más conscientes de nuestra responsabilidad con la práctica de estilos de vida más sostenibles con el planeta y con la sociedad. Pero todavía hay una brecha muy grande entre lo que se necesita y lo que estamos haciendo como individuos y qué mejor que sean las marcas las que nos enseñen, desde sus buenas prácticas, cómo podríamos hacerlo mejor.

Según el estudio Kantar's Sustainability Sector Index 2023, Kantar SSI1, más de la mitad de los consumidores indagados dejaron de comprar ciertos productos o servicios, debido a su impacto en el medio ambiente y en la sociedad por su generación de residuos; esa cifra crece hasta el 73% entre las personas comprometidas con la sostenibilidad. En comparación con años anteriores, estos porcentajes vienen creciendo año a año y marcan una clara tendencia que muestra la mayor conciencia ambiental que estamos alcanzando como individuos.

La reducción de la huella de carbono, el uso de energías renovables y el cuidado de la biodiversidad son temas cada vez más demandados por los consumidores de hoy y, por ende, las marcas que hagan caso omiso a estas exigencias en beneficio del sobreconsumo de sus productos o servicios pueden terminar alejadas de aquellos clientes más conscientes de lo que está pasando con nuestro planeta.

Desde la óptica de las empresas, los modelos económicos tradicionales se han basado en estimular el consumo como fuente natural del bienestar económico de las organizaciones; pero ahora también es importante incluir en la ecuación la manera en que las marcas pueden estimular el consumo responsable al emprender prácticas de economía circular para la administración de los residuos o empoderar a sus consumidores para que puedan elegir formas de entrega más amigables con el medio ambiente, por ejemplo, sin empaques.

Muchos aún no han visto que esta parte de la ecuación también aporta a la rentabilidad de los negocios, al lograr la afiliación de nuevos clientes que comparten los valores de las prácticas sostenibles, pues mejora la reputación de la marca y administra de manera más eficiente los recursos por medio del ahorro en energía, combustible, agua y materiales, entre otros.

Hablar de marcas sostenibles y de la experiencia del cliente va más allá del espíritu altruista de los líderes de las organizaciones; en cambio, esto debe estar inmerso en sus culturas y prácticas empresariales del día a día, al ser conscientes de que la sostenibilidad y la experiencia del cliente son mundos cada vez más conectados entre sí ya que los dos tienen impacto directo sobre el bienestar de las personas.

Artículo publicado en la edición #491 de los meses de abril y mayo de 2024.

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